Su estrella

15 de junio de 2011
De repente tuvo una gran idea. Sentada en el patio de su casa, con la luz encendida y cenando a la luz de las estrellas, apagó la luz del patio. Se quedó a oscuras y dijo "Así está mucho mejor". 

Se quedó mirando largo y tendido rato hacía el hermoso cielo negro, salpicado de pequeñas gotitas a las que todo el mundo llamaba estrellas. Las miraba y miraba, y no dejaba de fascinarse por la belleza que éstas la transmitían. 
Tenía entendido que cada persona tiene su estrella, pero ella nunca había buscado la suya, aunque siempre había querido tener una. Esa noche quiso encontrarla, pero no podía dejar de mirar a cada una de ellas y maravillarse por el resplandor que cada una de esas hermosas luciérnagas colgadas de ese inmenso techo la enseñaba.

En un descuido vio como algo surcaba el cielo, no sabía si se lo había imaginado o no, pero creyó ver una estrella fugaz y corriendo pidió un deseo, "Me gustaría encontrar mi estrella". Y en pocos segundos una de las estrellas a las que miraba hacía su derecha resplandeció mucho más que las demás, como un guiño que hace cualquier luz al aumentar su intensidad, en cambio ésta no dejaba de brillar, como si nunca más se le fuera a apagar ese resplandor que ahora brillaba en ella. Y la chica supo que aquella estrella era la suya, y todas las noches la miraba durante un buen rato cuando estaba sentada en el patio, maravillándose de tener su propia estrella.
Eso sí, con la luz apagada claro. 


1 comentario:

  1. Como siempre... muy bonito! aunque siento decirte que he estudiado demasiado las estrellas y las tengo un poco aborrecidas por el examen de ayer! grr!! jajaja muakaaa :)

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